Siempre lo hemos dicho, nos sentimos
profundamente orgullosos de ser castellanos, de pertenecer a esa
tierra ascética y bella que transpira historia, nobleza y tradición
a través de los poros de cada pueblo y dehesa, aquella que fue cuna
de místicos, héroes, guerreros, poetas y artistas, que cautivo por
su sobriedad las almas de miles de hombres ilustres, si señores,
esta es nuestra tierra, nuestro amado edén mesetario, la tierra de
nuestros ancestros que queremos y respetamos y desde luego defendemos
día a día con la pluma y la espada, cómo patriotas e identitarios
que somos.
Por tanto nosotros nos sentimos
honrados de la gesta de los comuneros de castilla quienes enarbolando
la bandera de su patria, y el glorioso estandarte castellano (carmesí
cómo la sangre y no morado, cómo los ignorantes dicen) lucharon
porque los suyoss tuvieran su lugar en la construcción de ese
incipiente imperio en cuyas tierras no se pondría el sol, contra un
monarca aún joven e inexperto que cautivado por las lisonjas
imperiales olvidó a sus súbditos en nombre de una aristocracia
cortesana extranjera y corrupta y que quizás mal aconsejado por
estos exploto las arcas de los castellanos para subvencionar sus
ambiciones personales.
Y sí, contra esta situación injusta
se alzaron Bravo, Padilla y Maldonado y sus huestes de pequeños
nobles urbanos y campesinos, del mismo modo que nosotros luchamos en
nombre del pueblo contra la corrupción de políticos y usureros,
combatieron con honor y fueron derrotados en Villalar un aciago 23 de
abril de 1521, siendo sus citados cabecillas ejecutados en el cadalso
al día siguiente, cómo si de vulgares traidores se tratara.
¿Pero acaso eso significa que su causa
fue derrotada? Al contrario, ese joven emperador de nombre Carlos,
aprendió la lección, vio que el pueblo castellano no se doblega
ante tiranías foráneas y que cuando se le quiere imponer la
genuflexión por la fuerza de las cadenas su furia no tiene parangón,
y desde ese momento empezó a ser más Carlos I de España y menos V
de Alemania, lo que supuso la configuración definitiva de Castilla
cómo motor de ese imperio sin igual en la historia que será el
imperio español.
Señores, esta es la verdadera historia
de los comuneros, historia que ha sido pervertida y deformada hasta
la saciedad en nuestros días, por una izquierda anti-nacional y
separatistas, que se dice nacionalista cuando en realidad no lo es,
aquella que se ha apoderado mediante la intimidación y el lavado de
cerebro a los jóvenes de la fiesta de Villalar, fiesta que debería
ser patrimonio de todos los castellanos y no de los cuatro de
siempre.
Nosotros amamos la historia de
Castilla, por que es la historia misma de España, dos destinos
unidos por un vinculo espiritual más duro que el acero, el cual la
extrema izquierda y sus mentiras no van a romper nunca por mucho que
se lo propongan, pues nosotros, los verdaderos castellanos, no se lo
vamos a permitir.
ESTE 23 DE ABRIL: NI ESPAÑA SIN
CASTILLA, NI CASTILLA SIN ESPAÑA
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